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Estibaliz 1960
 
 

El juego de bolos, ha sido tradicionalmente uno de los divertimentos principales para los alaveses, y representa un elemento de fusión entre nuestro pasado y el presente.

Existen pruebas documentales que demuestran que ya se practicaba ampliamente alla por el siglo XV y XVI. Se consolido en el siglo XVII y se extendió durante los siglos XIX y XX por toda la provincia. Es uno de los pocos deportes que fue considerado como tal durante el siglo pasado. Había boleras en casi todas las aldeas, y en el caso concreto de la capital y sus alrededores eran muy concurridas las de Durana, la de la calle San Antonio, la de la calle Francia y las ubicadas en los pueblos cercanos de Betoño, Armentia y Gamarra.

Los libros de nuestras iglesias han dejado constancia del juego de bolos, consignado datos sobre el alquiler de boleras, normas para el juego y reprimendas de los párrocos por molestar el rezo de vísperas los bolaris que practicaban su juego favorito en lugares próximos a las iglesias. De todo ello dan fe los archivos del investigador Gerardo López de Gereñu Galarraga.

En estos recintos los vecinos del lugar dirimían el precio de las consumiciones, generalmente en domingos o festivos, mientras los aldeanos, muy diestros en el juego, cruzaban fuertes apuestas, sobre todo en los días de mercado, llegando algunos incluso a jugarse hasta el dinero conseguido en la venta o las reses recién adquiridas.

Hace apenas unas décadas, en cualquier localidad alavesa, ya sea en las proximidades de la iglesia, ayuntamiento, taberna o sidrería del lugar, había un juego de bolos (jobolos, carrejo, cas de los bolos, bolatoki) en mejor o peor estado.

Los pueblos recurrían a cualquier medio para conseguir su propia bolera. Era usual, solicitar permiso a las autoridades por parte de los alcaldes, para talar un numero determinado de arboles y con su madera levantar el recinto. Otras veces se pedía directamente el maderamen y el terreno, o bien se destinaban restos de propiedades locales (ayuntamiento, escuelas), para la creación del terreno de juego.

Los ayuntamientos arrendaban a particulares los juegos de bolos para su explotación y mejora. Había instalaciones que servían como complemento de un negocio, un bar, una sidrería o un merendero.

Los propietarios colaboraban con las arcas provinciales mediante la denominada contribución industrial que creaba muchos problemas a las autoridades para ser cobrada.

Cada zona de Alava ha conservado sus propias peculiaridades en cuanto al sistema de juego, tanto en lo que se refiere a la disposición del terreno de juego como alas reglas de funcionamiento.

Las distintas modalidades pueden clasificarse en función de la localización de la tabla, guía o loma sobre la que rueda la bola ose colocan los bolos. Entre las boleras con loma central hay que señalar el juego de la palma de cuatro. El primero distingue, a su vez, el sistema "ribereño", que se practicaba en tierras de Ribera Baja, Zambrana, Santa Cruz del Fierro, Salinillas de Buradon, e incluso en Samaniego, y el estilo "berantevilles", propio de la zona de Berantevilla, Armiñon, y Estavillo.

En cuanto al juego de la palma de cuatro que por ser el mas extendido en Alava se le conoce también como "de la llanada" o mas popularmente como "bolo alaves", se jugaba inicialmente en La Llanada, tierras de Cuartango, Araya, Santa Cruz de Campezo, Cigoitia, Zuya y Villarreal.

Respecto a las boleras con loma lateral se cuentan modalidades como el juego de tres "aramaiotarra" practicado en el Valle de Aramayona, el juego de la palma a remonte barrundiatarra (Barrundia) y el "juego de la palma salinero" de Salinas de Añana.

En cuanto a las boleras con sendas guías o tablas donde se colocan los bolos o "txirlas" destacan las modalidades del "juego de nueve gobiotarra" (típico de la zona de Valdegobia), el "juego de nueve losino", que corresponde a la actual modalidad de "tres tablones", apreciandose su practica en los núcleos alaveses cercanos como Valderejo, Fresneda, etc. y el "juego de nueve ayales" que no es otro que el bola-toki que se practica en todo el País Vasco y dentro de Alava, especialmente en el Valle de Ayala.

Otra modalidad, ahora desaparecida, es la denominada "juego de manillas riojano", utilizado para la apuesta mas que para la distracción.

 

Biografía:

"Apuntes a la historia del deporte alavés" editado por el periódico "El Correo"

"El bolo alavés" escrito por Alfredo López de Sosoaga (gracias a mi amigo Javi, de Luko, por haberme dejado este libro).